Ave de mal agüero para el PRD, partido que después de Rosario Robles se pudrió; ave de mal agüero para Carlos Ahumada, quien tras “amarla” acabó su exitosa carrera de empresario transa; ave de mal agüero para Enrique Peña Nieto, quien la quiso usar como cuña para romper la Izquierda, y la invitada al festín neoliberal está terminando por ser la cuña que estaba haciendo falta para abrir la cloaca de un clase política prianperredista que llegó al poder para enarbolar con singular entusiasmo y cinismo, la bandera del profesor Hank González, de que “un político pobre es un pobre político”.
La sociedad nacional ya comienza a ver a los prohombres del neoliberalismo nacional, como lo que han sido y son: unos pobres políticos que al llegar al poder pervirtieron el sentido de la política y del servicio público.
