La migración ha sido una constante en la historia de Michoacán, configurándose como una de las principales características de su dinámica social, económica y cultural. Miles de michoacanos han buscado mejores oportunidades fuera de su tierra natal, principalmente en los Estados Unidos, pero también en otras regiones de México. Este éxodo ha forjado un vínculo profundo e inquebrantable entre las comunidades locales y sus migrantes, un lazo que abarca esferas culturales, laborales y emocionales. Sin embargo, el marco legal y las políticas migratorias, tanto a nivel nacional como estatal, no han logrado responder eficazmente a las necesidades y derechos de los migrantes. Esto ha generado numerosos desafíos, tanto para quienes emigran como para quienes permanecen en el estado.
En México, las políticas migratorias federales han sido objeto de debate y controversia en los últimos años. La estrategia predominante ha sido la contención migratoria, especialmente mediante acuerdos con Estados Unidos, como el programa "Quédate en México", ampliamente criticado por organizaciones defensoras de los derechos humanos. Esta política ha afectado de manera directa a los migrantes mexicanos, incluyendo a los michoacanos, quienes frecuentemente quedan atrapados en condiciones de vulnerabilidad y desamparo. Estos migrantes carecen de mecanismos adecuados para defender sus derechos o acceder a servicios básicos, como atención médica, asistencia legal y programas de reintegración social.
A nivel estatal, Michoacán ha implementado iniciativas como las Casas Michoacán para apoyar a sus migrantes. Sin embargo, estos esfuerzos resultan insuficientes ante la magnitud de las necesidades. Los migrantes enfrentan barreras significativas para acceder a servicios gubernamentales, derivadas de la distancia geográfica, los altos costos de transporte, la falta de información sobre trámites y la burocracia institucional. Estas dificultades no solo complican el acceso a programas de apoyo, sino que también generan un ambiente de incertidumbre, limitando el pleno ejercicio de sus derechos. En muchos casos, los migrantes no logran retornar exitosamente ni recibir el respaldo necesario durante su reintegración en Michoacán.
El retorno de migrantes, fenómeno cada vez más frecuente debido a las dificultades económicas y sociales en los países receptores, también enfrenta numerosos retos. Muchos migrantes que regresan a Michoacán se encuentran con un entorno poco propicio para su reintegración. La escasez de oportunidades laborales, la limitada oferta educativa para sus hijos y la falta de programas de apoyo psicológico y social dificultan su adaptación. A menudo, quienes retornan deben empezar de nuevo en un contexto que ha cambiado significativamente desde su partida. La reintegración laboral, el acceso a servicios de salud y la educación son áreas prioritarias que requieren atención para garantizar que los migrantes puedan contribuir de manera efectiva al desarrollo de sus comunidades de origen.
El impacto económico de las remesas también es un tema central. Según datos de la Secretaría del Migrante de Michoacán, las remesas representan una fuente vital de ingresos para muchas familias y constituyen una parte significativa del Producto Interno Bruto (PIB) estatal. Sin embargo, las políticas migratorias restrictivas, como las impulsadas durante la administración de Donald Trump, limitan el acceso de los migrantes a servicios esenciales que les permitirían contribuir de manera más efectiva al desarrollo de sus comunidades. Esto afecta particularmente los proyectos de inversión y la creación de empresas, donde los migrantes podrían desempeñar un papel crucial si contaran con los mecanismos legales y financieros adecuados.
Ante el riesgo de deportaciones masivas, el desafío para Michoacán se intensifica. Aunque el gobierno federal ha anunciado medidas como el programa "México te abraza", que contempla un apoyo de 2,000 pesos para el traslado de los deportados a sus lugares de origen, no existen aún políticas claras para garantizar su reintegración. Muchos deportados llegan a Michoacán sin documentación, recursos económicos o redes de apoyo, enfrentándose a una realidad desconocida.
No obstante, cuentan con valiosas habilidades en áreas como la construcción, la agricultura, hojalatería y la pintura, que podrían ser aprovechadas si se les brinda el respaldo necesario.
Es imperativo que las políticas públicas migratorias de Michoacán se actualicen y adapten a las nuevas realidades del fenómeno migratorio. El Congreso del Estado y el Gobierno estatal deben desarrollar estrategias integrales que incluyan programas de reinserción laboral, acceso a servicios básicos y apoyo psicológico. Solo mediante un esfuerzo coordinado se podrá garantizar que los migrantes, tanto los que parten como los que regresan, encuentren oportunidades y un entorno que les permita contribuir al progreso de Michoacán.
Artículo de: Mtro en Derecho Iram Coria Ortiz
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